“Por eso digo que
dejo de lado el prestigio, el dinero y muchas otras para pensar en ustedes como
personas, como compañeros, como amigos.” Marcelo Pablo Barticciotto, Junio,
1991
Marcelo Pablo
Barcticciotto es el último gran ídolo de Colo Colo. No hay duda. Sintetiza todo
el ideario del club popular, expresa la identidad del mismo, y ha seguido
cultivando tal sentimiento, el que conoció cuando arribó a la tienda popular un
verano de 1987, hace más de 25 años. Ganó una copa Libertadores de América y es
el jugador más emblemático de ese plantel, el mismo que alcanzó lo más alto del
fútbol sudamericano. En la historia entre Marcelo Pablo Barticciotto y el club
popular hay momentos maravillosos. El gol imposible ante Boca, el silencio y su
cabeza mirando el pasto del nacional el día en que le marcó a Colo Colo jugando
por Católica, en el arco sur del nacional, y el gol que le convirtió a Peñarol,
el día en que se re-inauguro el Estadio monumental David Arellano, con su clásica
gambeta larga.
Sin embargo, a la
luz de la historia pasada y reciente de Colo Colo, creo que lo más significativo
en la historia entre el ídolo y el club, es la carta que el mismo escribiera a
sus compañeros antes del duelo de la gran final de la copa libertadores el ano
1991. En esa carta, pegada en las murallas del camarín, no solo se sintetiza el
espíritu como jugador de Barticciotto sino que también la identidad del club
popular. En ella, se definen aspectos simbólicos que unen a quienes aman al
club popular, sean dirigentes, hinchas o futbolistas. No se si hay otras cartas
escritas por jugadores del club, estando activos, pero lo que esa misiva
representa es la identidad del club, aquella identidad usurpada, manoseada y mercantilizada
por las recientes administraciones del club.
La profesión ídolo
en el fútbol chileno es difícil, es una tarea ardua y con más
sinsabores que privilegios. Todos los ídolos del fútbol chileno, sin excepción,
han sido ninguneados por clubes y sus dirigentes, hinchas irrespetuosos, sin
memoria o vendidos a los mercaderes de turno que controlan los clubes. Quien
duda que antes de Barticciotto, el ultimo gran ídolo de Colo Colo, había sido
Carlos Humberto Caszely, a quien incluso se le llego a prohibir la entrada al Estadio
Monumental David Arellano. Ahora Barticciotto ha tomado la posta y le han dado
con todo. Lo agredieron, le han pegado la desconocida, le han dicho que no le
conocen, y hace algunas semanas un dirigente, que ha usado el club para sus
beneficios propios, se atrevió a decir que Barticciotto no había ganado y no
había hecho nada por Colo Colo. El que ningunea al ídolo Barticciotto, termina
ninguneado la identidad del club, a los elementos simbólicos de los cuales un
club de fútbol se alimenta y se reproduce.
Para quienes hoy
administran Colo Colo, los elementos intangibles que representan la identidad
de un club, y por ende, quienes lo proyectan, el ídolo, por ejemplo, tienden a
valer muy poco. Estos ven a los hinchas como hinchas-clientes, despojados de
identidades fuertes y que solo buscaran la satisfacción del éxito a través del
resultado deportivo. Para estos mercaderes del futbol, lo intangible solo es
viable si se subordina a los intereses de comercialización de la marca llamada Colo
Colo. Al final los intangibles terminan siendo un obstáculo. La comunión y el
rito identitario que significa pertenecer a un club de fútbol, tal como
nosotros, en nuestra cultura, y en la sudamericana, entendemos a estas
identidades sociales y deportivas, termina siendo un obstáculo para dirigentes
desconectados, ignorantes, de estas esencialidades.
Dado todo lo
anterior, Barticciotto ha mostrado en el último año estar a la altura de la
etiqueta que se gano primero en la cancha y luego fuera de ella. El ídolo ha
estado dispuesto para luchar, mano a mano, con aquellos hinchas de Colo Colo
que buscan recuperar, no solo la corporación, sino lo mas importante de un
club: su identidad. Lo de Barticciotto es otra vez, tal como ocurrió en el
camarín el año 91, algo que no es trivial ni pasajero, en cada una de sus
palabras, intervenciones transmite esa extraña intangibilidad que se llama
identidad. Es lo que muchos colocolinos extrañamos y que el ídolo así lo ha
entendido.
LA CARTA DEL 91
"Quizás yo sea el menos indicado para decir esto, pero sentía que lo tenía que decir. Puede haber entre nosotros miles de diferencias. El hecho de estar criados en diferentes culturas implica mucho, pero eso es lo de menos. El ser argentino, chileno o yugoslavo es una circunstancia de la vida. No podemos estar todos en un mismo país. Por eso Dios, que es tan sabio, nos repartió. En este plantel hay muchos que quizás se irán -y Dios quiera que sea para bien- y otros que se van a quedar. Por eso éste es el momento para agradecerles todo lo que hicieron por mí. Lo digo ahora porque hoy vamos a jugar uno de los partidos más importantes de nuestras carreras. No porque va a ser la final de la Copa, ni mirado desde el punto de vista profesional ni económico, que en este caso es lo de menos porque podremos tener partidos más importantes que éste. Pero pongámonos a pensar si vamos a tener otra vez en la vida un grupo más importante que éste. Con tantas buenas personas, humildes, con gran corazón a pesar de lo que son y de lo que significan para la gente. Hoy es el día para demostrarnos si nos queremos y demostrarles a todos los hombres que el grupo humano del que siempre hablamos no es verso y es bien de verdad. Por eso digo que dejo de lado el prestigio, el dinero y muchas otras cosas para pensar en ustedes como personas, como compañeros, como amigos.Muchachos: no podemos defraudarnos ni defraudar a nuestras familias, que están sufriendo tanto o más que nosotros. Yo no soy quién para pedirles algo, pero en esta oportunidad lo voy a hacer. Les pido que cuando entremos a la cancha demos gracias a Dios de tener el grupo sensacional que tenemos y del compañero que tenemos al lado. Que quizás sea la última vez en nuestra carrera que lo tengamos. Digo esto porque los quiero y porque ya forman parte de mi vida y de mis mejores recuerdos. Gracias muchachos".
EL GOL DE BARTI ANTE PENAROL