Ha terminado el primer ciclo de las eliminatorias rumbo a Brasil 2014.
Hasta aquí, el “camino recorrido” fue muy negativo. Más allá de la evaluación
estadística, aquella que se basa en la posición de la selección en esta
competencia, es evidente el “retroceso en el juego” y la imposibilidad de
reproducir la identidad futbolística alcanzada con el proceso Bielsa. Con
Bielsa, su logro mayor, para este observador, y más allá de la filosofía del
ataque, Chile logro consolidar un plantel y por primera vez, quizás desde el
mundial del 62, forjar una identidad futbolística
Entre los elementos
futbolísticos de la propuesta de Bielsa podemos encontrar lo siguiente: la
convicción de un ataque con línea de tres, con dos atacantes bien abiertos por
las bandas y con la obligación de un retorno agresivo cuando el equipo defendía
y rápidas transiciones para pasar al ataque profundo y vertical. También, esa
propuesta, logró “consistencia y coherencia defensiva”, esto después de
traumáticas derrotas frente Argentina (2-0), Paraguay (3-0) y Brasil (3-0).
Adicionalmente, contra Brasil y Paraguay, en Santiago, a pesar de que se perdió
por la inconsistencia defensiva, el equipo, por largos pasajes, impuso su sello
ofensivo y transiciones rápidas desde la recuperación al ataque, y viceversa.
Sin duda, afianzar la seguridad defensiva, en la segunda etapa de Bielsa, iba a
ser uno de los puntos más importante para atacar y consolidar. Otra de las
características del trabajo de Bielsa fue formar un plantel. Conociendo que
tenía un puñado de hombres/nombres para la base del equipo, Bielsa supero tal
escasez y logro tener dos competitivos jugadores por puestos. Bielsa y su
equipo, recuperaron y hallaron jugadores, siendo los casos de Bosejour,
Carmona, Millar, Orellana, los más emblemáticos. Por ultimo, la mecanización de
juego, una variante de lo colectivo, permitió soslayar diferencias, en cuanto a
individuales, con el resto de los planteles sudamericanos.
Entre los elementos “no
futbolísticos” cabe destacar la profesionalización de la
selección nacional, lo que sólo se había alcanzado con Fernando Riera. Esto
tuvo como resultado lo siguiente: los jugadores que venían de Europa no notaban
grandes cambios entre el régimen de disciplina que regía en la selección y aquellos que vivían en sus clubes europeos. Tras la epopeya de 1998, las estrellas
venidas de Europa llegaban a Chile para ser estrellas del fútbol y de los
programas nocturnos de los canales de televisión. Con Bielsa tal estilo cambio
fuertemente y la profesionalización del jugador de la roja tocó dimensiones
nunca antes vista. En efecto, el proceso Bielsa logró la dignificación del
futbolista profesional y el respeto de las vidas privadas de los futbolistas.
Atrás habían quedado los tiempos de los reporteros en las piscinas y
concentraciones de la roja, y los tiempos en que futbolistas y modelos
compartían en los programas nocturnos, un modo que se tragó a tres futbolistas:
Kike Acuña, Mauricio Pinilla y Luis Jiménez.
El proceso Borghi partió
con dos premisas fundamentales. Primero aspiraba a tener una relación de
confianza con los jugadores en base a su conocimiento y trato cercano,
especialmente con los ex colocolinos del
plantel 2006. En efecto, Claudio Borghi aparecía casi como un padre y amigo
para los líderes de la roja y medio equipo titular de Sudáfrica 2010. Por
ejemplo, para Vidal y Valdivia, dos díscolos en el proceso Bielsa, la aparición
de Borghi fue el perfecto sustituto del rosarino, un entrenador justo a la
medida de sus intereses y modos de ver la selección. La segunda premisa era la
de mantener el juego de ataque de la selección y seguir desarrollando el equipo
para retomar el objetivo inmediato trazado por Bielsa: la copa América.
Ninguna de las dos
premisas de Claudio Borghi se cumplieron. La primera, aquella de la cercanía
con los jugadores terminó en el bautizo de uno de los hijos del mago Valdivia.
La segunda, fue borrada de un plumazo por Venezuela en copa América, donde
Farías demostró, con hechos muy visibles, que había trabajado más el partido
que Borghi. Fue un momento revelador y demostró lo débil de la concepción futbolística
de Borghi, ya que la selección perdió un partido por el solo hecho de pensar
que cualquier adversidad futbolística podía revertirla convirtiendo un gol más
que el rival – mucha soberbia de entrenador de liga. Este principio, tanta
veces esbozado por Borghi en sus entrevistas, le jugó en contra aquel día y nos
mostró que regirse por ese principio suponía el fin del proceso de Bielsa y la
descomposición de un plantel. Lamentablemente la selección no aprendió la
lección de aquel partido y deambulo hasta perder cinco partidos seguidos.
Los elementos
futbolísticos de Borghi son altamente cuestionables. Abordo algunos de ellos.
Chile no tuvo nunca profundidad en el ataque. Una marca del proceso anterior.
La insistencia en mantener a Sánchez como un delantero libre, moviéndose por
todo el frente del ataque, y ocupando zonas por donde transitaba Matias
Fernández, genero la disminución en las oportunidades servidas para Suazo y
el desorden en materia ofensiva. En efecto, al ver los partidos, la selección
nunca exploto zonas sin balón durnate la fase de ataque y solo se entrego a la
improvisación talentosa de Sánchez, Fernández o Valdivia. Esto es muy poco para
las exigencias de las eliminatorias. El gran perjudicado de este modo de
entender el juego ofensivo fue Humberto Suazo. El delantero nacional jugo una
rueda completa de las eliminatorias jugando en solitario contra dos o tres
palitroques rivales, algunos de muy buen nivel como los colombianos. Dar
semejante ventaja en materia ofensiva generó la pérdida de poder de fuego y
castigar a su jugador de área: Suazo. Para este observador, tal concepción
deja en evidencuia que Borghi no dejo de ser un
entrenador de liga.
En materia defensiva la
obstinación con la línea de tres fue el mayor signo de no mantener un
trabajo como seleccionador basado en el desarrollo de un método. La línea de
tres chilena es débil no por concepto, sino por convicción y conocimiento del
plantel. Ninguno de los jugadores que ha alineado en esa línea de tres ha
mostrado convicción, por lo cual la posición se torna inconsistente con
relación a sus requerimientos. El zenit de la situación fue por cierto el haber
puesto a Vidal de ultimo hombre en el partido contra Colombia; simplemente
improvisación. La des-organización en las marcas y coberturas, la falta de
coordinación entre los defensas, y la debilidad en los enfrentamientos mano a
mano denotan la falta de trabajo. La relación entre los medios tampoco muestra
mayor trabajo. Una vez que es superada la línea de Medel, por ejemplo, la
selección tiene muchos problemas para defender y cuando se recupera el balón la
selección no muestra transiciones rápidas, y en efecto se vuelve un equipo muy
predecible. Solo cuando estuvo Aranguiz se pudo hacer un mejor trabajo. Para
este observador surge también un punto a debatir, si la posición de Medel se
desarrolla mejor con línea de tres o con línea de cuatro. En mi opinión, el de
Conchalí rinde mejor en línea de cuatro y si su equipo juega en línea de
tres, Medel tiene que pasar a ser
stopper.
Algunas de las lecciones
que deja el proceso Borghi. Primero es necesario retomar la profesionalización
del seleccionado nacional. En este sentido, lo más importante es mantener la
rutina del jugador y la forma en que son tratados en sus clubes europeos. Un
proceso de alta gestión y que requiere estrecha coordinación entre el cuerpo
técnico y la gerencia de selecciones. Sostengo, que mientras menos se altere el
ambiente de los jugadores europeos, tendremos más posibilidades de alcanzar el
éxito. La segunda lección es la necesidad de contar con un entrenador que
entienda la competencia eliminatoria y que no improvise con respecto a la
misma. Dado esto, el técnico que debe ocupar el lugar de Borghi responde al
perfil de Martino. No hay tiempo para esperar que Sampaoli aprenda el régimen
de las eliminatorias. Para futuras generaciones, el voluntarismo en la
formación de los jugadores debe estar bajo la lógica de un método, el cual
logra articular y desarrollar los elementos involucrados en la gestión de un
equipo de fútbol. El método sintetiza lo que el entrenador observa, su retorica
acerca del juego, la naturaleza de su liderazgo y finalmente como puede
relacionar los elementos que juegan en la constitución de un equipo de fútbol y
su estilo. Carecer de esto, tal como lo hizo Borghi implica una casi segura
derrota en el futbol de hoy y a diferencia de lo que el mismo dijo, Bielsa entrego
mucho con relación a esto. Finalmente, como corolario final, lo que se obra con tanto esmero y
dedicación cuando se trabaja seriamente en un equipo de fútbol, como es lograr
un estilo, puede ser destruido fácilmente a pesar de la contundencia que
los jugadores pueden mostrar en sus presentaciones individuales.