La selección
chilena sub 20 completó su primera etapa con canasta limpia al ganar sus cuatro
partidos. Un hecho que no había logrado ninguna selección juvenil participando
en estos campeonatos. Lo expresado por el equipo dejan
tres elementos que son sustantivos: una gran expresión táctica, altos
rendimientos y una transición exitosa desde el cuerpo técnico saliente al que
ahora comanda el equipo.
El equipo chileno ha formado con un 1-4-2-3-1.
Un sistema que basa su fortaleza en la intensidad sobre cada una de las
instancias del juego y particularmente en la presión alta. Esta última condición
facilita rápidas transiciones ataque-defensa, principalmente a través de las
bandas. Y es en esta última condición donde Chile gano ampliamente a sus
rivales. En los primeros tres partidos no hay prácticamente ninguna falla de
cobertura, la anticipación fue excelente, especialmente contra Argentina, las
transiciones defensa-ataque fueron letales para sus rivales, y los equipos
rivales sufrieron la presión de los dos mediocampistas centrales, los cuales al mismo
tiempo se desplegaban entre 60 y 70 metros para apoyar el
ataque. Lo de las bandas cuento aparte, se triunfo siempre. En este desarrollo táctico
son destacables dos jugadores: Rubio y Cuevas. Ambos estuvieron sobresalientes.
El primero porque ha demostrado una madurez táctica muy alta, lo que indica una
importante evolución en su desarrollo como jugador, especialmente si comparamos
al actual jugador con aquel que dejo la liga chilena tempranamente. Cuevas es
simplemente notable, para mi el mejor jugador de esta etapa que termina y uno
de los mejores del campeonato. Características: disciplina táctica, rapidez
mental y física, siempre tomando buenas decisiones, valiente y técnicamente con
alta dosis de buen futbol. Con solo 17 años estamos en presencia de un notable
jugador. Si ya esta comprometido con el futbol, estoy seguro que será un
verdadero crack.
El equipo chileno ha tenido grandes
actuaciones. No hay puntos bajos (dejamos las expulsiones para después del
campeonato). En este sentido, quisiera resalta tres aspectos. Primero, jugadores
con participación en partidos de primera división. No solo estando en las
nominas, sino que algunos de ellos compiten domingo a domingo. Una experiencia riquísima
que se aprecio cuando los seis atacantes chilenos enfrentaron a los 6 o 7
defensores argentinos, siempre se les gano en los “mano a mano”. Primera vez que veo
esto. Segundo, el temperamento y la capacidad para leer los partidos. Chile es
un equipo educado en el temperamento y es producto del roce con jugadores
avezados. Por ejemplo, Maturana ha mostrado toda la pachorra que le ensenó
la segunda división chilena. Y tercero, la importancia del sistema de sparring
en los equipos de primera división. Lo de Valber Huerta es el producto de esa expresión
de un método de trabajo que debe extenderse. Tiendo a ver esto como algo mucho más
importante que el campeonato de filiales. A través del sistema de sparring los
jugadores no solo tienen roce con jugadores avezados, sino también aprenden a
madurar tácticamente.
El tercer punto a resaltar es el
trabajo del cuerpo técnico. Hay pocas transiciones tan exitosas como las que
este cuerpo técnico ha desarrollado. Este hecho nos presenta, una vez más,
que los técnicos si son importantes. El seleccionado chileno hace un mes y una
semana estaba bajo el orden de un código futbolístico distinto, como es aquel de
mantener la posesión del balón como primer objetivo. Un código plenamente
identificado con la filosofía del futbol que ha pregonado Fernando Carvallo (NO
DIRIJO MI OBSERVACION A LOS RESULTADOS, SINO A LAS IDEAS DEL JUEGO). Ahora, el código
que organiza cada uno de los movimientos del seleccionado nacional, es la
INTENSIDAD. El paso de un código a otro es una de las tareas más difícil para
cualquier cuerpo técnico entrante. Que lo diga Borghi y su equipo, no? En Salas,
hemos visto a un técnico activo junto a la cancha, identificando y anticipando
movimientos de rivales, promoviendo el esfuerzo y la entrega absoluta, viviendo
el partido intensamente. Hay un trabajo con el camarín que ha implicado cohesión
entre los jugadores para buscar la intensidad con pasión, sabiendo que ello dirige
al triunfo. No conozco a cabalidad cómo Salas y su grupo de trabajo organiza las sesiones de entrenamiento, pero lo que muestra el DT y su staff es gratificante.
Su mayor logro hasta ahora no son los cuatro triunfos, sino el haber introducido
satisfactoriamente entre sus pupilos un set de ideas que se plasman en hechos, y
vaya que hechos. FELICITACIONES
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