Había un mito en los años
ochentas. Sin ser los mas golpeadores, ni los mas cancheros del
fútbol sudamericano, el arbitraje de esta zona del continente
americano le cargaba siempre la mata a los equipos chilenos y en
especial a sus selecciones. He perdido la cuenta de las ocasiones en que
nos hemos quedado con 10 o de las ocasiones en que fuimos victimas
de la ley de las compensaciones. También he visto como selecciones
uruguayas y argentinas han pegado a diestra y siniestra y nunca se
fueron de expulsiones y menos aun, menos aun, fueron victimas de la
ley de las compensaciones. Algo pasa entonces.
En las tres primeras
fechas del sudamericano sub 20 rompimos todos los récords de nuestra
gran historia de expulsiones en partidos importantes. Cuatro
expulsado y un montón de amarillas. Que paso ahora? simplemente el
peso de la historia y el hecho de que tenemos tres tipos de expulsiones
patentadas. Veamos, tenemos un expulsado re-famoso, Carlos Caszely,
quien fuera el primer jugador en ver una cartulina roja en un
mundial, y por una patadita similar a las que cometen nuestros
players casi 40 años después, como ocurrió con Cuevas y Fuentes.
Una patadita inocente y angelical. Una expulsión dulce. Después
tenemos expulsiones sin explicación. Estas son las que mas duelen.
Ocurren de la siguiente manera: no hay ningún tipo de agresión de
por medio, se suceden en un terreno del campo donde no hay peligro
alguno para la portería que se defiende y generalmente la victima es
el mejor jugador contrario. El caso mas notable de este tipo de
expulsiones a la chilena es la que sufrio Eduardo Gómez en la final
de Copa América ano 1987. Por que lo hizo? no lo sabremos nunca. El tercer tipo de expulsiones son mas
propias de nuestra herencia colonial, yo las llamo expulsiones de
chingana, máximo exponente contemporáneo de este linaje de
auto-inferidas heridas es el jugador Gary Medel. Y el mismo se encarga de
repetirlas en cualquier continente y hasta en los estadios mas
pirulos. Es una larga historia de huevones camorreros.
Pero pocas veces se
repara en el origen y causas de esta larga historia de históricas y
increíbles expulsiones. Generalmente se despachan dos grandes tesis
desde los narradores que dominan el relato sobre el fútbol, como son los
periodistas deportivos: por una parte estas los que transmiten desde el Hotel Radisson y que aluden a la cultura o simplemente a la raza; por otra, los mas futbolizados,
que no son muchos, ponen su atención en el manejo arbitral, y la
frase queda para la nuevas generaciones, el arbitro pudo manejar la
situación. Al final nuestros players terminan siendo excomulgados y
de pasadita, bien piolita, quedan sin sanción los formadores de
nuestros guerreros nacionales. Tiendo a respetar la tesis de los mas
futbolizados periodistas deportivos, pero también tiendo a criticar
a los mismos por no poner el acento en el proceso formativo de un
futbolista. Todas las expulsiones son evitables y el proceso
formativo trabaja para lograr ese objetivo en la mayor parte de las
ocasiones. En el caso nacional, esta tarea sigue siendo un FRACASO.
El drama de los
seleccionados nacionales, jugar al filo de quedar con 10 jugadores
(ahora nos pasamos, competimos con nueve en dos partidos, un caso
único), seguirá existiendo porque no ha sido una materia a
desarrollar en la formación para la alta competencia. Tendrá que
serlo, no cabe duda, para seguir compitiendo en los próximos años.
Un seleccionado argentino de hace 6 años o 10 años hubiera
conseguido al menos el empate y un elenco colombiano un poquito mas
fuerte también. Sin desconocer los enormes méritos de triunfo
chileno, basado en un equipo solido en sus desarrollos tácticos, las
expulsiones pusieron en riesgo dos justificadas victorias. Todas las
expulsiones fueron evitables, unas mas que otras. Cuevas busco y
encontró (tipo patada angelical): Bravo pudo medir donde y cuando
(la expulsión sin sentido); Fuentes busco y encontró (otra tipo
angelical; y Melo dejo estiradita la pierna por si las moscas (la
única expulsión que es mas cercana a una acción de juego). Pero
ojo ojo, aun falta la mas memorable expulsión chilena, aquella que
podemos ejemplificar con mocha tipo chingana, tomare palco para
esperar y verla. Hagan sus apuestas.
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