jueves, febrero 14, 2013

Perú -Argentina (30 de Junio 1985): La batalla de Buenos Aires y el fútbol de los zapatos negros


El fútbol es una cuestión de carácter, y el mismo se ha construido a medida que las sociedades que cobijan al fútbol se han ido transformando. Desde fines de los 60s, impulsado por la filosofías futbolísticas que se desarrollaron a orillas del Río de la Plata, y fenómenos sociales como las dictaduras y los grandes procesos de transformación social, el fútbol sudamericano construyó una épica única. Las narraciones del fútbol se construyeron en función de identidades fuertes, agudas formas de nacionalismo y la transformación de los futbolistas en depositarios de los deseos societales.

 Tal narración tuvo correlaciones prácticas, por ejemplo, cito, los épicos triunfos de Estudiantes en copa Libertadores y una copa Intercontinental, la conquista de los dos campeonatos mundiales por Argentina, el mundialito jugado en Montevideo y el triunfo de Uruguay en el mismo.(Un campeonato unico). Siguieron a estas narraciones, otros triunfos, menores, pero igual de importantes para cada una de la sociedades que los vivieron, por ejemplo, el triunfo de Peñarol en Japón, la derrota de la celeste ante Perú el año 1981 y el triunfo de Chile en los Defensores del Chaco ante Paraguay. Todos tenían el mismo relato y carácter, con jugadores que parecian hombres adultos cuando aun muchos de ellos no pasaban los 22 años.

Los grandes relatores de la época ayudaron con sus narraciones y lenguaje a formar la épica de los grandes partidos entre el fin de los 60s y el fin de los 80s. El relato de Victor Hugo Morales en México 86, el relato de Martinez Morosini y los comentarios de Portanova en el monumental de River en 1985, los relatos de Carcuro en los defensores del Chaco, esto en 1982 y el trágico relato del locutor brasileño el día en que Brasil perdió la copa del mundo el año 1982. En todos estos relatos se conjugaron los nacionalismos y las contradicciones de las sociedades y sus futbols. Las grandes batallas de esta época implicaron el duelo de las identidades nacionales (o identidades futbolísticas), la manifestación de los orgullos locales y la posibilidad de levantar a los players en andas en los mundiales, ya convertidos en mitos. Esa época del fútbol, sin zapatos de colores, con mucha gente alrededor de las canchas, tuvo uno de sus momentos culmines en la Batalla de Buenos Aires, Junio de 1985, en el partido en donde se enfrentaron la ultima gran expresión del fútbol peruano y el seleccionado argentino que sería campeón del mundo en México 86. Aquí, la crónica de esa batalla.

Argentina le bastaba empatar y Perú necesitaba ganar para ir al mundial. El monumental de River estaba lleno y la cancha era un lodazal debido a la torrencial lluvia que había caído en la capital de la Argentina. Perú presentó lo mejor que tenía y también al arquero Acasuzo. En el equipo ingresaron Velazquez Olarticachea, Diaz, Cueto, Oblitas, Rojas y arriba los notables Franco Navarro y Barbadillo, dirigidos desde la banca por el maestro Roberto Challe. Argentina, ya al mando de Carlos Salvador Bilardo se presentó con Maradona y una lista que componían los veteranos Fillol y el gran capitán Passarella, el defensa Ruggieri, los medios Batista, Burruchaga y Maradona, y arriba Pasculli y Valdano, entre otros. En la banca estaba un emergente tigre Careca y el brillante Trobbiani. El partido fue dirigido por quien marcaría época arbitrando el fútbol con carácter de las décadas del 70 y el 80, Romualdo Arpi Filho, quien ademas arbitraría la final del mundo en México 86, un justo premio a sus labores para la confederación sudamericana de fútbol.
El partido comenzó con la fuerte presión de Argentina sobre el pórtico peruano, el cual se vio amenazado por balonazos largos enviados por Passarella y Ruggieri. Perú, en tanto, esperaba con un 4-4-1-1 dejando en ataque a Barbadillo, un extraordinario y veloz extremo, y para el enlace al talentoso Franco Navarro. La idea era ganar la segunda pelota con Velazquez o Cueto, y salir limpiamente con Navarro y Barbadillo, más el apoyo de Oblitas. A los tres minutos de iniciado el encuentro, Perú intentó esta estrategia la cual fue cortada por la criminal patada de Julian Camino, hoy asistente de Sabella en la selección de Argentina, sobre Franco Navarro. Camino prácticamente demolió los ligamentos de la pierna derecha de Navarro, que al momento era la estrella de Independiente de Avellaneda. La secuencia del foul sobre Navarro es dramática. El jugador peruano yace en el suelo, con su pierna derecha inmovilizada y rodeado por la incredulidad y el shock de sus compañeros ante tamaño acto de deslealtad futbolística. No tengo dudas, hoy no es posible encontrar algo como aquel hecho, simplemente fue una jugada que respondió a su época. (primeros minutos)

 La lesión de Navarro obligó a Challe a definir una temprana substitución y decidió incluir a la pantera Julio Cesar Uribe, el gran media-punta peruano, un extraordinario jugador. Luego de la falta de Camino a Navarro, Argentina presionó aún mas a Perú y en la única jugada en la que Maradona zafó de la marca de Reyna, quien lo seguía con o sin pelota por toda la cancha, lanzó un centro bajo que fue tomado por Pasculli, quien, aprovechando que Olarticoachea resbaló en el lodazal del área, evitó su marca y remató cruzado para marcar el uno a cero. Este resultado clasificaba a la Argentina para el mundial. De ahí en adelante todo fue para Perú. De la mano de Cueto y Velazquez en el medio campo, más el imparable trabajo de Julio Cesar Uribe, Perú volteó el partido para ponerse 2 a 1 antes de terminar el primer tiempo.

La jugada del segundo gol peruano esta en la historia del futbol del Rimac. No tengo dudas que es la última manifestación de esas generaciones doradas del fútbol peruano que maravillaron al continente y al mundo en los mundiales México 1970, Argentina 1978 y Espana 1982. Esa jugada se inicia con una recuperación de Velazquez en el sector medio de la cancha y este logra combinar con Uribe, al que aprietan pero recibe la ayuda de Cueto, el cual, como poeta y mago que fue, con un toquecito dado por su pierna zurda, en la cancha barrosa del monumental, pasa entre dos argentinos, momento en donde imagino que esta jugando en el mundialito del El Povenir en la Victoria, para luego habilitar a Barbadillo, a la entrada del área de Argentina, el cual, luego de eliminar a Fillol, abriéndose a la derecha, remata marcando el segundo gol para Peru. Un gol que enmudeció al monumental.(El gol que sello una epoca del futbol peruano)

El segundo tiempo fue una oda al ollazo al área, para ver si caía el gol de la Argentina. A pesar del asedio argentino, Perú tuvo un par de ocasiones para cerrar el partido, siempre de la mano del talentoso Julio Cesar Uribe. Sin embargo, a los 38 minutos del segundo tiempo, un balonazao largo enviado desde la izquierda, en ¾ de cancha, cruzó el area peruana y se detuvo en el pecho de Passarella, quien bajó el balón y luego lo dejó para la posición de remate venciendo a Acasuzo.(Passarella y su gol). Era el 2 a 2 y Argentina volvía a tomar los pasajes para México 1986. Los últimos 10 minutos fueron emocionantes porque Perú atacó con Julio Cesar Uribe, quién tuvo dos claras oportunidades de gol, la ultima en el último minuto cuando penetró en el área buscando el penal y logró disparar, ante lo cual Fillol reaccionó volando sobre derecha y atrapando el balón. Ahi, en ese justo instante, cuando Fillol volaba, terminaba la batalla de Buenos Aires. (Los ultimos minutos).

En aquella tarde gris del invierno de 1985, el fútbol peruano se despidió de las grandes citas, de los mundiales, su grandes generaciones de futbolistas y su futbol dijeron adiós pero también nos dejaron uno de los últimos grandes partidos de una época. Argentina, en tanto, cerró el período con un campeonato mundial, México 86, y una final en Italia 90. Después de todo esto, su fútbol con carácter ha devenido en un fútbol-mercado, histriónico e histérico, que ha llevado a su liga a una pobreza extrema y a su identidad futbolística a vivir de las nostalgias de esa  época. En la batalla de Buenos Aires no hubieron discusiones tácticas, ni grandes elaboraciones teóricas respecto al partido. Las narraciones, dominadas por la radio y las transmisiones de la televisión pública, fueron otras, apuntaron al orgullo nacional y barrial, y nos contaron el caracter mítico de los players convertidos en depositarios de una mística futbolistica única. Un tiempo donde la estética de la cancha, definida por los zapatos negros, reflejaba ese carácter y modo de entender el fútbol que fue único e irrepetible.