He estado viendo la forma de escribir algo sobre la U y su próxima final. Al final he resuelto publicar un anterior post escrito luego de la copa alcanzada con Markarian en el invierno del 2009. El unico cambio que he introducido es relativo al deseo que expresé en aquel momento respecto del futuro azul. Yo deseaba que la U tuviera su estadio y el reconocimiento internacional. Bueno, quizás no es la copa libertadores (mi deseo original) pero es la copa sudamerica. No es de carton aunque obviamente no tiene el peso simbolico de la Copa Libertadores, pero a nadie se le ocurriria decir que el Manchester United no luchara por la UEFA este año. Así es que espero que los hinchas azules tenga su copa y el futbol chileno sume un plamares mas en sus triunfos internacionales. 
Sé,  desde muy pequeño, de la grandeza del equipo azul. Lo sé, ya que mi  abuelo materno fue un furibundo hincha azul. Con él solía escuchar los  partidos de la U por la radio hace 27 años atrás. Además, con él aprendí  y me maravillé con las hazañas del ballet azul. Para él, siempre  hubieron tres grandes, esto a parte de Leonel Sánchez, el tanque Campos,  Fifo Eyzaguirre y Rubén Marco. Para mi abuelo estos eran los mejores y  cuando jugábamos juntos al futbol usábamos sus nombres. Qué tiempos.  Recuerdo algunos de los jugadores de esas tardes de futbol por la radio,  ya sea en el Estadio Santa Laura o en el Nacional: Carvallo, un arquero  argentino que marcó una época en el equipo azul, Pellegrini, al que ví  jugar en el Estadio La Portada de La Serena, Hector Tito Hoffens, La  Fiera Luis Alberto Ramos, temible jugador de area, hoy entregado a la  obra de Dios, el joven Sandrino Castec, aquel de la inolvidable chilena  que el año 81 batió a Fillol en el Estadio Malvinas Argentinas de  Mendoza, Arturo Salah, Rodolfo Dubó, un ovallino que vestió la casaca  azul y quizás el mejor seis de la primera parte de los ochenta y finales  de los 70, el paraguayo Jhony Ashwell, Miguel Angel Gamboa, recién  retornado de México, hábil media punta y más guapo que el Candonga  Carreño, ah y como no el Flaco Bigorra, lateral izquierdo pero que  terminara jugando de seis en Cobresal, y quien fuera mi imagen cuando  quise ser futbolista (puede que exagere, pero no tanto, el flaco Bigorra  jugaba en Cobresal con el mismo estilo de Fernando Redondo en el  Madrid).
Después,  por los azares de la vida, estuve en el Estadio Nacional el día en que  la U descendió a segunda división. Cuatro imágenes de aquel día.  Pellegrini en el banco, si el ingeniero y su equipo cayendo a segunda  división. Estaba sentado en la puerta de la maratón, y desde ahí se  podía ver claramente la desazón del técnico, quien observaba el partido  encerrado en los antiguos bancos para entrenadores del nacional. Nunca  olvidaré la tristeza de ese cuerpo técnico. La segunda, la hinchada  azul, todavía no bullanguera, pero camino a hacerlo, siempre azul de  corazón, que despidió al equipo cantando el himno de la Universidad de  Chile. Quizás el momento en que con mayor emoción he escuchado “ser un  romántico viajero”. La tercera, los jugadores, un plantel muy joven, que  era el remanente de malas gestiones dirigenciales, producto de la  intervención de la dictadura a través de dirigentes como Ambrosio  Rodríguez. Jugadores de ese plantel: Marcelo Silva, Pato reyes, un joven  Lucho Musrri, el recordado Héctor Tito Hoffens, quizás el que más lucho  ese día, Luis Rodríguez y Carepato Rivas, el que estuviera entrenando a  Iquique este año. Esos jugadres tuvieron mucho coraje para aguantar ese  momento. La mayoría de ellos se quedaron en el equipo, jugaron en  segunda y subieron. La cuarta imagen, para futboleros de tomo y lomo, la  peligrosa dupla de delanteros que presentó Cobresal ese día:  Salgado-Martínez. Juntos con Julio Suazo y Franklin Lobos, que venían de  atrás, estuvieron notables con su majestad el contragolpe y jugaron un  partido con mucho honor. Ese día había mucho en juego y en el mismo  instante del partido de la U, Unión peleaba por no descender ante  O'higgins.
Mi tercer recuerdo de la U es el campeonato del 94. A  pesar de que la Católica reclama el partido en el Nacional como suyo,  el equipo de Socías, que en realidad era de Salah, fue superior a sus  rivales. Quiero decir también que era un equipo de verdad y luchó contra  planteles que el futbol chileno ahora desearía. El Colo de todas sus  estrellas y sueldos millonarios, la católica de Acosta y Gorosito,  monstruos, un Cobreloa potente y duro en la altura, que fue derrotado  por José Marcelo Salas Melinao. De ese equipo, los hinchas azules con  los cuales converso y algunos periodistas del mundo deportivo suelen  olvidar a quién considero, despues de Salas, el segundo el mejor jugador  de ese campeonato: Ruben La Bruja Aredes. A veces pienso que la Bruja  Aredes, sin tener el cartel de Leo Rodríguez, tuvo momentos más  sobresalientes que el otrora seleccionado argentino. Salah encontró en  Aredes a su 10 perfecto, clave en explotar el juego de Salah: salir por  los costados con Guevara o Galindo, tocar a Musrri o Aredes, y levantar  el pelotazo cruzado para el matador, éste las ganaba todas. Así, jugaron  un brillante partido con Colo-Colo en el monumental, le dieron un baile  en el primer tiempo al equipo popular, y en ese trabajo el más  destacado fue Aredes.
Los  elementos anteriores pueden completarse con algo especial. No hay cosa  más linda en el futbol que escuchar un buen relato de futbol. Relatos  como el de Victor Hugo en el gol de Maradona el 86, los goles de  Carcuro, Mimica el 91 narrando las hazañas del Colo, Ernesto Díaz  narrando el periplo de la sub 23 y Zamorano en Sidney, Claudio Palma y  su narración de la epopeya del Loco Bielsa y sus dirigidos. Pero hay  uno, que ya no esta entre nosotros, pero de quien guardo unos de los más  hermosos recuerdos escuchando un partido de la Universidad de Chile. No  hablo del relator de la sintonía azul, mítico programa noventero, sino  del Gordo Carlos Alberto Campusano, sí el mismo que se presentaba  diciendo "cinco continentes y cinco mundiales", aludiendo a su recorrido  en el futbol, y quien patentó una frase clasica : trepa, trepa  trepa........ A veces se la escucho a Palma y realemnte me vuelvo a  emocionar. El relato de Campusano era el siguiente: Trepaaaaa,  Trepaaaaa, Trepaaaa Lucho Musrri, o en su efecto, Fabián Guevara,  después de esto le cambiaba los nombres a los jugadores y los llamaba  por los nombres de los jugadores del ballet azul. Siempre recuerdo al  gordo, no se si fue hincha azul, sospecho que si, y sus relatos del  equipo de Leo y su campeonato. Sentía lo mismo que cuando me sentaba con  mi abuelo a escuchar los partidos el año 81. Siempre estaré arrepentido  de no haberle pasado la voz al gordo Campusano cuando una vez me lo  crucé en la calle antes de que falleciera. Seguramente estará en alguna  parte relatando un partido de la u y cambiándole los nombres de los  jugadores por los del ballet azul. Una tarde de futbol, estando en el  relato Campusano, quizás en radio nacional, el trepa, trepa y el cambio  de los jugadores coincidió con un gol de la U. Sí amigos Campos, el  tanque, anotaba el tercer gol de la U ante Coquimbo, esto en el  campeonato del 97 o el 98, en un partido apretadísimo. El gordo lloró y  yo también
La  U es grande porque contiene la pasión de una parte importante de  nuestro amor por el futbol. Como todo equipo popular representa a  familias que han vivido cosas significativas a través de la U. Además,  es parte de una tradición e identidad futbolística de nuestro país. Por  lo mismo, y mirando hacia el futuro, necesita de dos cosas importantes:  su propio estadio y un reconocimiento internacional. Estos son los  objetivos más importantes de la Universidad de Chile en los próximos  años y la sociedad anónima debe tenerlo claro. El modelo de sólo formar y  vender jugadores no es suficiente. Se necesita algo más. Tal como su  archirrival futbolístico, si es que gana una Copa Libertadores (Copa Sudamricana), será un  equipo distinto y esa grandeza irá hasta el cielo, tal como lo hace hoy,  pero el puente de oro será cada vez más ancho y sólido. Si es así, la U  estará mas cerca de mi abuelo, de los jugadores del ballet azul que ya  no están y del gordo Campusano, todo esto para compartir una tarde de  futbol y sus alegrías. No cabe duda que ese día será y debe ser  cuando se alcance la Copa Libertadores (Copa sudamerican). Bien por la U, un brindis por el romántico viajero, y disfruten mis amigos chunchos.

 
 
