lunes, septiembre 28, 2009

Arqueros y Casacas: Yashin, With, Shumacher y mi hermano



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La casaquilla de arquero es uno de los elementos más importantes del vestuario de un equipo de futbol. Las hay y las hubo de diferentes modelos y colores. Las vistieron porteros malos, regulares, buenos y extraordinarios. Algunas de ellas, especialmente por sus colores, pasaron a ser parte de una identidad de los planteles, de la tribuna, de un país, de un estilo futbolístico, de una epopeya, de un drama. Algunas no fueron nunca más usadas, esto después de un tarde de infortunio y con goleada de por medio. Quiero hablar de ellas y especialmente las que me traen recuerdos y han dejado una huella en mi memoria futbolística.

La primera de ellas vino por transmisión oral de mi abuelo materno y después gracias a youtube y la magia de los videos, especialmente aquellos que nos llevan al eterno mundial del 62. Me refiero a la casaca del gran Lev Yashin, la araña negra. Vestido con una tricota de riguroso negro era el complemento perfecto para la agilidad del mítico portero soviético; el mismo al que Leonel Sánchez derrotó en el mundial del 62 con un 90% de su talento y un 10% aportado por la justicia divina, la que fue invocada por Julio Martínez en su relato. La figura de Yashin, quien medía casi dos metros, más su elasticidad, ha sido elevada a la categoría de mito. Era extraordinario. Alguien que le seguía los pasos, en nuestra región, por vestimenta y también por talento, era un portero de la rivera oriental del río de la plata, el gran Mazurkieri, quien también jugaría por Cobreloa. El negro sigue estando vigente en algunos porteros pero nadie lo viste como lo hacía el gran Yashin. Por último, como no recordar a un portero chileno que usó la casaca negra; si el recordado Loco Araya, quien muriera trágicamente, pero que en las canchas nos entregó no solo las virtudes de un gran portero, sino también, la alegría para alguien que vivía el futbol como una gran fiesta. Una de las alegrías que llevo en mi corazón es el haber alcanzado a ver imágenes del Loco defendiendo la portería de Palestino. Gracias a los partidos que transmitía, para el "país deportivo" televisión nacional, con el relato de Pedro Carcuro en las tardes de los sábados, por allá por los inicios de los ochenta y siempre desde el Santa Laura.

La segunda casaca es la Oscar Wirth cuando este se puso al arco del Cobreloa dos veces finalistas de la Copa Libertadores de América. La casaca de Wirth, listada con gruesas líneas horizontales de color naranjo, con un negro de fondo, es "mítica" por varias razones. La primera de ellas, es que en los ochentas se tejieron muchas teorías acerca de los poderes de la casaca de Wirth. Algunos señalaban que los colores elegidos no eran por azar, sino que respondía a un objetivo apoyado en el poder policromático de la casaca: distraer al delantero rival de su objetivo final y crear la ilusión de que el portero era más alto de lo que efectivamente era su altura. Segundo, esta casaca es mítica porque llevaba estampado, en los colores, el misticismo de los "zorros del desierto". Si hubo un equipo chileno al que se le pueda decir que ha tenido un especial misticismo, ese es el Cobreloa que disputó dos finales de la libertadores. Todos sus jugadores tuvieron y tienen un especial carisma basado en la humildad, sencillez y el bajo perfil de quienes fueron y son craks de verdad. En la cancha era unos monstruos tal como lo demostraron en una noche de Montevideo al derrotar a Nacional con un gol del 40 metros del trapo Olivera. Como no recordar también a los hermanos Gómez, oriundos de Ovalle y de la población Villalón. Cuando estuve en el museo del Maracaná, gracias al gentil auspicio de la sociología, fui golpeado por una gran imagen que cubría una de las paredes del museo. Allí estaba Wirth y su casaca, en la portería esperando la pelota de Zico que se coloría por la mano izquierda del portero. Junior estaba mirando el balón y vio cómo este sobrepasó el poder policromático de la casaca de Wirth. En unos minutos, que parecieron eternos, me quedé pegado mirando la imagen del portero Wirth, de Mocho Gómez en la barrera, de Hugo Tabilo y me transporte a ese tiempo maravilloso de un equipo que parecía venir de otra galaxia, una de esfuerzo y sacrificio, que desplegó el mejor futbol de los ochenta. Detrás de Rojas y Osbén, compitiendo con Cornéz, está Wirth como uno de los mejores porteros de la primera parte de los ochenta.

La tercera casaca es la mítico Schumacher. Dicha casaca es especial para mí. El mundial del 82, donde jugó el mejor Brasil que he visto en mi vida, y que coronó al seleccionado de Italia como campeón del mundo, el portero alemán fue un protagonista de la fama. Atajó los penales decisivos en unos de los mejores partidos de la historia del futbol mundial, Francia y Alemania, en donde además mandó, al más allá, al recio defensor francés Battiston, en una jugada que tiempo después la imitaría, en nuestra liga, jugando en el Nacional, el buen portero iquiqueño Antonio Erlich. Una voladora para defender el honor de la porteria que fue terrible; Schumacher fue un notable achicador, quizás mejor que el mítico Gatti (de quien no voy a hablar esta vez ya que quedó para otra nota, aquellas de la binchas y los porteros). ¿Cuál fue uno de los colores que usó Schumacher en su tricota? el amarillo, que lo usó en el mundial del 86. Si el mismo color que después, en la mítica semifinal contra Boca junior y a lo largo de la Copa Libertadores de América, usaría José Daniel Morón. En el partido de la semifinal hay una jugada en la que Schumacher se transportó hacia el Monumental David Arellano y se incrustó en el cuerpo del Loro Morón, quien le achicó al batigol tapándole un gol que era inminente y la clasificación de Boca a la final. Durante unos segundos, en esa fría noche de invierno en Valparaíso, frente al televisor, creí ver en el pórtico del "popular" a Schumacher.

La cuarta casaca es la de mi hermano, Luis Figueroa Valenzuela. Este la usaba para ir a jugar a la cadetes de Club Deportes Ovalle o para disputar un partido de beiby en las canchas del "Colegio San Viator". De fondo blanco y listados horizontales de color rojo, y guantes de los mismos colores, la camiseta parecía imitar las capacidades de la tricota usada por Oscar Wirth. La misma había sido comprada por mi papá o hallada por nosotros en la vestimenta de un equipo de futbol que éste tenia en el norte. La misma duro, en actividad regular, hasta que en una desafortunada jugada, mi hermano salió a achicar al delantero, quien se iba en demanda del arco, y sin ningún recaudo se lanzó con todo, pasándose a llevar rodilla, pantorrilla, brazos y casaca en la polvorienta y pedregosa cancha de entrenamiento en el antiguo estadio Ferroviarios de Ovalle. Quedó maltrecho y sangrando, con un buen pedazo de la rodilla colgando, pero todo fue por defender con honor y valentía la portería. Lo que se le pide a cualquier portero. De ahí en adelante, la casaca animaría algunas veladas de beiby futbol de quien habla, maratónicas por cierto, en la cancha de la población Villalón de Ovalle, junto a puñado de dotados para el balompié y la jarana.

Hoy la relación entre camisetas y porteros, en esa alianza mítica que se describió desde los inicios del futbol, ha quedado al margen bajo la lógica de jugadores y equipos diseñados para la publicidad. Reviso alrededor del mundo y ya no hay arqueros que luzcan sus tricotas con el objetivo de atemorizar al delantero del equipo rival, a la hinchada, a un país o simplemente convertirse en ídolos de la hinchada. Es tal la orfandad de estos porteros que si miramos en la Argentina, Uruguay o Brasil,cuna tradicional de buenos y míticos porteros, sólo vemos la presencia de arqueros timoratos, algunos de ellos buenos como Julio Cesar del Brasil, pero que no logran transmitir esa imagen gloriosa de los arqueros que he nombrado. Habrá que esperar si aparece alguien que no solo este para estar bajo los tres palos, sino también, para ser el líder y la imagen de equipos de futbol que construyen y hacen sus historias más allá de la rectangular.

3 comentarios:

Diego Corvalán dijo...

Notable la historia de su hermano, eso es todo lo que debe tener y hacer un portero. Junto con ello, concuerdo con todos los comentarios y admiro, al igual que muchos, la patada voladora de shumacher contra el francés. Simplemente es algo que quedó en la retina de todos los que, alguna vez, hemos tenido el honor de defender los tres palos y no necesariamente porque seamos malos pa' la pelota.

Sobre los colores ni hablar. Imposible no identificar que el color amarillo de la camiseta corresponde al portero albo. Primero usada por morón y luego por ramirez y arbiza, para luego ser ensuciada por alex varas, jhonny walker o rainer wirth (que de su padre, solo heredo, por supuesto, el apellido).

Achiques: todavía no encuentro algo más funcional que hacer "la de dios", mas aun si uno esta acostumbrado a jugar baby futbol. Que maravilla, tapar el arco, más alla de la embergadura del portero, con un tecnisimo que no es tan simple como parece ser, es algo que solo el futbol nos da.

Saludos profe y ojalá siga recordando tantas cosas que nos da el futbol.

ROBERTO E. SANCHEZ CASTRO dijo...

wuau grandiosa pluma Rodrigo, siempre los puertas son esos ídolos que se te clavan en la mente por su agilidad locura y por sobre todo valentía, mucho de ello tiene que ver con el color de la camiseta que ocupan. Tú blog hizo venir a la mente a mi viejo, hoy de 76 años, vestido de negro, completo emulando (con mucho empeño) al Yashin si ese
que es leyenda, atesoro enormemente esa camiseta pantalon medias rodilleras todos de un negro loco y revolucionario. Gracias por tu blog un grandioso aporte.

Unknown dijo...

la peor camiseta de arquero,lejos las amarillas de colocolo ,impuesta por Morón y el tambo Ramírez ,sencillamente feas, no significan nada